Mascarilla y guantes

Acuarela y estilógrafo sobre papel Archer de 300 gramos. 30 de abril 2020.

La idea original era pintar un bodegoncillo con mascarilla y guantes de látex, utensilios tan comunes en estos días, con los que asisto a comprar pescado y coger el pan algunos días a la semana.

Al final le incorpore el color rojo para darle un toque sarcástico a la imagen de la que se puede desprender cualquier historia.

Juantxu Bazán, 30 de abril de 2020.

Tres pastillas de acuarela, colores cálidos

Está pintada sobre papel Archer de 300 gramos 36×26 cms.; el dibujo está hecho a estilógrafo y sobre él acuarela en seco. 23 de abril de 2020.

La pintura está hecha a partir de una foto que saqué yo mismo antes de estrenar mi caja de acuarelas, hace unos meses, y por fín me decidí a pintarlas para ejercitar el glaseado con diferentes tonos de amarillo limón, amarillo cadmio y naranja (rojo de cadmio pálido). No estoy muy convencido de heber pusto el texto, quizás lo corrija cuando tenga algo más de tiempo.

Juantxu Bazán, 30 de abril de 2020.

Pinceles

Acuarela y estilógrafo sobre papel Arches de 300 gramos grano grueso 36×26 cms. Al pasar al blog la pintura me he dado cuenta de que el dibujo está defectuosamente escaneado, con ese margen gris imprevisto que decidido mantener. 24 de abril de 2020

Se debe pintar las cosas que uno quiere, y con los pinceles se da una especial alianza. Los coloque sobre una coctelera de cristal que sujetaban unos lápices de color, y me pareció que el dibujo iba a tener una imagen de mayor plasticidad, pensando en el efecto de los mangos a través del cristal en el que se vislumbra una mezcla que he manipuladoa mi criterio.

Juantxu Bazán, 30 de abril de 2020

Beñat, jugando al fútbol con su abuelo

Mi nieto Beñat acaba de cumplir 8 años. Hace casi un año me dedicó un dibujo digno de ser enmarcado por su talento artístico y su calidad humana. Mi nieto explica que su dibujo es un partido de fútbol entre él, vestido de rojo, y yo, vestido de azul.

Me resulta un placer para los sentidos que Beñat, en su visión del mundo, haga salir el sol por el este, y sobre nuestras cabezas siete nubes azules definan un hermoso pentagrama celestial. Todo se mantiene en perfecto orden: las porterías bien tejidas y asentadas sobre el césped, cada una con el color de su equipo; los jugadores sonrientes mostrando el escudo; el balón, con las medidas que ordena el reglamento; y en el centro de la imagen, el marcador gigante, con un gol para cada contrincante, definido de forma rotunda con una señalética precisa que indica a quién pertenece cada gol. Un partido que termina en empate porque a decir de mi nieto en este partido no quería que ninguno de los jugadores fuera ganador.

Tan solo una leve discordancia me asalta a la vista, siempre tan obsesionado yo en resaltar las asimetrías en la composición pictórica. Le pregunto a mi nieto ¿Por qué el balón está más cerca del jugador azul? Y Beñat me aclara lo que debiera parecer obvio: «Es que te toca sacar a tí, abuelo».

Mi nieto, en una demostración de cordura creativa, me ha enseñado a pensar durante un instante en la vida como un juego de personas que se ceden el balón y resuelven en empate, cada uno con sus colores, sonrientes y orgullosos, viviendo bajo un cielo limpio de nubes de color azúl.

Juantxu Bazán (abuelo de Beñat), 20 de julio de 2019