
En abril de 2018 viajé a Marruecos, y de aquella breve estancia almacené cientos de imágenes, entre ellas de Fez, una ciudad que cautiva por sus colores, olores, sabores… y por su desordenada vitalidad, una fuente de imágenes que despiertan todos los sentidos. Pegado a la medina se encuentran los talleres de curtido y pigmentación de pieles, y al llegar se observan las fachadas de un ecosistema urbano dependiente de un trabajo que aún se elabora artesanalmente, con inmundas condiciones de seguridad, y aún así admirado por los turistas que se apostan en puntos de observación para fotografiar a los trabajadores que elaboran las pieles que luego podrán comprar en los muchos comercios de Fez.
En la acuarela se aprecian las fachadas con las pieles tendidas en secaderos acondicionados.
Juantxu Bazán, 1 de mayo de 2020